Los fines de semana, los puentes y las fechas de vacaciones son los días en los que la velocidad se controla más ya que son muchos los desplazamientos que se realizan en las fechas señaladas.

En muchas ocasiones son desplazamientos largos y en no pocas ocasiones los conductores son personas que no están acostumbrados a coger sus vehículos a diario, o si lo cogen es para ir a su puesto de trabajo y volver, es decir, no son conductores experimentados en trayectos de largo recorrido, y en ocasiones terminan protagonizando o provocando un accidente de tráfico.

La inexperiencia por un lado es un gran problema, pero también lo es el exceso de confianza, ya que muchos conductores se atreven a pisar más el acelerador cuando creen que controlan por completo la situación.

Pero esto no solo depende de ellos, sino que cuando vamos al volante debemos estar seguros de nosotros mismos como conductores y encontrarnos descansados y en el mejor estado para conducir, controlar y dominar nuestro vehículo pero también estar siempre pendientes de lo que ocurre a nuestro alrededor, es decir, por qué tipo de carretera circulamos y cuál es el estado de la calzada, cuales son las condiciones climatológicas (lluvia, nieve, granizo, poca visibilidad, …), cuál es el estado de nuestro vehículo (ruedas, espejos, carga, etc.), y por supuesto la variable que nunca podemos controlar que es la del resto de conductores, ya que nunca sabemos si el conductor que nos adelanta es un conductor en condiciones óptimas o no.

Límites de velocidad establecidos por ley

La Dirección General de Tráfico nos recuerda cual es la velocidad genérica a la que debemos circular con motocicletas o turismos, según el tipo de vía en el que nos encontremos. Esto es:

  • Circulando en autopistas y autovías a 120 km/h
  • En vías rápidas y carreteras convencionales con arcén, a 100 km/h
  • Circulando por carreteras sin arcén a 90 km/h
  • Por vías urbanas a 50 km/h

Obviamente, el estado de la calzada, la congestión que tenga la vía, las circunstancias climatológicas adversas, etc., serán factores a tener en cuenta por el conductor en cada caso para ajustarse a cada situación concreta, de forma que le permita reaccionar en caso de encontrarse con algún imprevisto, y poder controlar su vehículo en cada momento.

Dificultades asociadas a la estacionalidad

En verano nos encontramos con tres dificultades añadidas a la conducción que son:

  • Hay un mayor número de desplazamientos, esto hace que la circulación sea más intensa e incluso que encontremos atascos o zonas más congestionadas.
  • Muchos conductores prefieren viajar de noche, precisamente para evitar el calor y el número de vehículos en la carretera, pero esto hace que la peor visibilidad sea un handicap.
  • La mayoría de los trayectos son de largo recorrido, siendo realizados por conductores que generalmente no están acostumbrados a recorridos tan largos sino a utilizar como mucho el vehículo para ir de su vivienda a su puesto de trabajo.

Todo esto hace que la Dirección General de Tráfico nos pida más prudencia y prevención, para poder evitar accidentes.

Prevención

Como se suele decir, más vale prevenir que curar, por ello cuando preparamos un viaje debemos intentar prepararnos lo mejor posible, para evitar encontrarnos en situaciones no deseadas. Para ello tendremos que:

  • Hacer una puesta a punto de nuestro vehículo
  • Planificar correctamente el viaje, teniendo en cuenta las incidencias de tráfico, obras, etc. Debemos salir informados por si tenemos que coger algún desvío.
  • Descansar correctamente antes de salir de viaje, calcular nuestra carga y colocarla de la forma más adecuada.
  • Por supuesto utilizar todos los dispositivos de seguridad: cinturones, asientos homologados especiales para niños, etc.
  • Viajar con ropa y calzado cómodo y tener a mano alguna bebida fría, como un refresco de cola, o cualquier otra que no tenga alcohol.
  • Revisar siempre antes de salir de viaje que llevamos todos nuestros documentos en perfecto estado y vigentes.

Prudencia

Ser prudentes es algo que debemos extremar cuando salimos en coche de viaje hacia nuestro lugar de veraneo, adoptando las precauciones básicas e imprescindibles y no dejando nada al azar. Estos son algunos de los consejos básicos a tener encuentra:

  • Utilizar el cinturón y los dispositivos de seguridad
  • Respetar las señales de tráfico, tanto las fijas como las variables y por supuesto los límites de velocidad
  • Mantener la distancia de seguridad

No sólo debemos tener más precaución en los recorridos desde nuestra vivienda habitual hasta nuestro lugar de vacaciones, sino también en los recorridos cortos, en los sitios donde nos encontremos de veraneo, ya que es en estos trayectos cortos donde muchas veces se encuentran los accidentes más graves.

Cómo preparar nuestro vehículo antes de un viaje

Revisar el vehículo antes de viajar es algo que nos puede llegar a salvar la vida. Simplemente con acercarnos al taller unos días antes y hacerle una puesta a punto a nuestro vehículo podremos evitarnos muchos problemas.

Controlar los niveles de aceite, agua, anticongelante, líquido de frenos e incluso el limpia parabrisas, son cosas que nos harán en un momento y que nos evitarán averías y problemas de gran calibre.

Del mismo modo nuestras luces deben estar todas bien calibradas y sin fallos, las pastillas de freno, los neumáticos, la batería, etc., todo esto será revisado por los especialistas en el taller en pocos minutos pudiendo detectar cualquier problema o avería que tengamos.

La velocidad y el tiempo de reacción ante un imprevisto

Debemos mantener siempre la distancia entre vehículos, conocida como la distancia de seguridad, para asegurarnos de que, en caso de necesidad de un frenado brusco, podamos hacerlo sin chocar con el coche que tengamos delante. Para calcular esa distancia debemos tener en cuenta la velocidad, las condiciones de frenado y las condiciones de adherencia del firme.

Siempre tenemos que tener en cuenta la velocidad, no solo por cumplir la ley sino también porque cuando llevamos nuestro vehículo a una velocidad inapropiada y nos encontramos con un imprevisto, tenemos que contar con la distancia de reacción y la distancia de frenado, como factores fundamentales:

Distancia de reacción

La distancia de reacción es aquella que se recorre en el tiempo que se tarda en advertir la peligrosidad. Cuanta más velocidad llevemos, más metros necesitaremos para frenar. Un vehículo en condiciones normales necesita un segundo para reaccionar y pisar el freno.

Distancia de frenado

La distancia de frenado en cambio es la distancia que recorremos desde el punto en el que pisamos el freno hasta que el vehículo se para por completo. Esta distancia depende claramente tanto del estado del vehículo como del estado de la calzada, además de, por su puesto, la velocidad.

Multas por exceso de velocidad

Las multas por exceso de velocidad no sólo tienen una pena económica sino que también tienen la consecuencia de la retirada de puntos del carnet, dependiendo claro de la velocidad a la que se circulase en el momento de ser “pillados” por el radar.

No todas las sanciones tienen retirada de puntos pero para hacernos una idea podemos fijarnos en el cuadro de la Dirección General de Tráfico, que a continuación mostramos:

En cualquier caso, si nos vemos en una situación en la que no desearíamos vernos, ya sea por una multa o accidente, debemos contar con el consejo de un abogado especializado como los que en Trafico Ayuda encontrarás, que te podrá asesorar sobre cómo debes actuar.